¿Son justos los límites de edad?

viernes, 7 de junio de 2013

Durante los últimos años, todo aquel que haya estado interesado en convertirse en policía, guardia civil o bombero habrá sido testigo de los movimientos que solicitaban la retirada del límite de edad para el ingreso en los distintos cuerpos. De hecho, algunas de las personas interesadas en derribar dicho límite de edad acudieron a la justicia consiguiendo su objetivo.

Es el caso de la eliminación del límite de edad para el acceso a la Policía Nacional o el de los bomberos. Aunque también ha cundido el ejemplo en muchas comunidades autónomas en lo que respecta a la policía local, aunque en este caso incrementando los limites en lugar de eliminarlos.

Hay distintos argumentos a favor de la eliminación de dichos límites, ya que una persona de 34 años, por poner una cifra, puede reunir perfectamente los requisitos físicos necesarios de la misma manera que una persona de 29 y tener unas adecuadas aptitudes para el aprendizaje.

Es lógico pensar además, que con el aumento de la vida laboral que vamos a sufrir tras el retraso en la edad de jubilación estos límites deberían ser, como mínimo, revisados.

Por si fuera poco, muchos opositores se han encontrado estos últimos años con una oferta de plazas ridículas, fruto de la congelación de la oferta pública de empleo, que en el mejor de los casos, permite cubrir el 10% de las bajas. Ello ha provocado que miles de opositores que todavía estaban a unos años de llegar al límite de edad se hayan encontrado con que no podrán seguir con su oposición con la situación actual, como el caso de los opositores de la Guardia Civil.

No obstante,  más que pensar en aumentar la edad máxima, deberíamos analizar si no sería más que suficiente modificar los procesos de selección y permanencia, de forma que puedan tener posibilidades de acceso los mejores, sin discriminar por edad.

Pero en la empresa privada también nos encontramos con barreras. Por ejemplo el cacareado  contrato de formación actualmente sólo es posible para menores de 30 años.  Entendemos que a diferencia de países avanzados en los que una persona puede cambiar de profesión (bien por decisión personal, bien porque el paro de larga duración le obliga a probar suerte en otros sectores) en España, pasada la frontera de los 30, la suerte está echada. Una pésima noticia para los parados de larga duración españoles que pensaban en reciclarse profesionalmente.

Se puede argumentar que estel límite de edad se explica por nuestra alta tasa de paro juvenil, pero tras conocer la experiencia de las personas que disfrutan de estos contratos y las condiciones que se suelen ofrecer, podemos sospechar que los tiros van dirigidos a impulsar una medida para tener mano de obra barata, cuando la razón oficial es el  interés por formar a los jóvenes…

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