El gancho de la oferta es ofrecer el puesto bajo nombres que
poco hacen sospechar del trabajo real. Cuando vemos en una oferta que se busca
a un tramitador/administrativo nos formamos una imagen de un puesto como, por ejemplo,
auxiliar administrativo, que nada tiene que ver con pasarse el día en la calle
trabajando gratis. Muchas veces en los portales de empleo ni siquiera aparece
la modalidad de contratación, ya que si directamente dejaran claro que son
contratos mercantiles, más de uno no dedicaría más de 5 segundos de su atención
a leer los detalles de la oferta. Los únicos requisitos que solicitan son ganas de trabajar, motivación, disponibilidad para jornada completa, trabajo en equipo. Muy bonito todo, pero datos realmente interesantes, los justos.
Lo segundo que debe
llamar la atención es la cantidad de veces que aparece la oferta. Antes se
conformaban con poner la misma oferta cada cierto tiempo, de forma parecida a
lo que sucede en otros trabajos basura que ya hemos comentado. Ahora dan un
paso más y directamente repiten una y otra vez la misma oferta en un mismo día.
Ello se debe a la alta rotación de trabajadores. Las condiciones son tan malas
que es muy complicado que alguien pase de unos pocos días “trabajando”. Por
supuesto, para la empresa, es
beneficioso tener a decenas de personas trabajando gratis, aunque sólo sea 3 días.
Si a pesar de estas alarmantes señales algún incauto decide inscribirse
en la oferta, todavía tendrá unas cuantas oportunidades más para sospechar. En
primer lugar, la empresa contactará con el interesado en apenas un día, e
incluso en horas. En segundo lugar, no tendrá pudor en citarlo a horas no
habituales para una entrevista, como las 14:30 horas o a las 20:00h. Además, la
persona que nos contacte por norma general dice el nombre de la empresa a una
velocidad endiablada, no vaya a ser que al interesado le dé por buscar en
google el nombre de la empresa y descubra el pastel.
No obstante, el detalle más alarmante, no se explica en
absoluto el trabajo. Ni funciones, ni sueldo, ni tipo de contrato. “Eso ya lo
explicarán en la entrevista” asegurarán sin reparo.
Lo peor de todo, es que si finalmente se acude a la
entrevista todo va a peor, aunque resulte difícil de imaginar. El lugar de la
entrevista suele ser un piso mal acondicionado, poco sospechoso de ser un lugar
de trabajo de una empresa del prestigio que aseguran tener. La entrevista
propiamente dicha, es un monólogo del reclutador, donde no explica nada y se
centra en las excelencias de la empresa. No se contestan a preguntas, ya que se
emplaza a una segunda entrevista o directamente el día de prueba.
Básicamente, el día de prueba consiste en ir con un pequeño
grupo de compañeros a vender a puerta fría, acompañados de uno de los
vendedores profesionales, que recordará de vez en cuando las jugosas comisiones
que se pueden llegar a cobrar. Absolutamente todo, desde comida hasta el
transporte, correrá a cuenta del trabajador. Pasada la prueba, más de lo mismo.
Vender a puerta fría a jornada completa, sin contrato laboral, sin puesto fijo,
corriendo con todos los gastos, hasta que veas que te están estafando, momento
en que el ciclo vuelve a empezar con la búsqueda de nuevos incautos.
El guión es este, con modificaciones leves, según la compañía.
Pero el denominador común es la explotación del trabajador, la poca claridad y
la poca moralidad de todos aquellos que se aprovechan de la situación económica
actual.
En caso de dudas antes de la entrevista, sólo tenéis que
buscar la dirección que os dan por internet, probáblemente encontraréis numerosos
casos de personas que han hecho el viaje para nada. Además este tipo de empresas
suelen cambiar de dirección y de nombre, pero se acaban descubriendo pronto.
Especial cuidado si sois de Madrid, Barcelona o Valencia ya que la mayoría de afectados,
fueron citados en “oficinas” de estas ciudades.
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